La OIM alerta que los refugiados y migrantes venezolanos han dependido predominantemente de la economía informal para generar ingresos y sobrevivir durante la pandemia

(Ciudad de Panamá, 15/10/2020) La región de América Latina y el Caribe continúa sufriendo un brote severo de COVID-19, sin un final a la vista para la primera ola de infecciones y una grave recesión económica. La pandemia de COVID-19 ha tenido impactos significativos en el bienestar socioeconómico y la salud de la población de la región, especialmente entre los más vulnerables, incluidos los migrantes y refugiados de Venezuela.

Las medidas impuestas por los gobiernos de la región, como el cierre de fronteras, estaban justificadas para contener la propagación del COVID-19. Sin embargo, estos cierres y otras medidas implementadas han afectado gravemente a los migrantes y refugiados venezolanos. Si bien cada país enfrenta desafíos distintos, existe una necesidad general de apoyar a los gobiernos con respuestas al COVID-19. La OIM asegura que las poblaciones migrantes altamente vulnerables no se queden atrás mediante el fortalecimiento de la capacidad institucional, el aumento de la capacidad de absorción de las comunidades en términos de servicios básicos y la promoción de medios de vida y oportunidades económicas.

Dentro de la región, los refugiados y migrantes venezolanos han dependido predominantemente de la economía informal para generar ingresos y sobrevivir. Una disminución general de la actividad económica debido a las medidas de contención de COVID-19 ha resultado en la pérdida masiva de empleos para los migrantes, lo que los pone en riesgo de desalojo, hambre y explotación. Además, las poblaciones migrantes más vulnerables se han visto profundamente afectadas por la xenofobia y la discriminación, lo que ha agravado sus vulnerabilidades y podría conducir a estrategias de supervivencia negativas. Además, los migrantes y las comunidades indígenas que viven cerca de las fronteras son particularmente vulnerables a los brotes de enfermedades, dadas las condiciones de vida hacinadas. Todos estos factores han llevado a algunos retornos voluntarios a Venezuela. Como las fronteras permanecen cerradas, para contener la propagación de COVID-19.

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