El estado de la libertad de prensa en el mundo: El periodismo bajo las presiones políticas

(España, 06/05/2024) En aras a la conmemoración del día Internacional de la Libertad de Prensa, Reporteros sin Fronteras publicó su nuevo informe anual: Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, donde la organización señala que a escala mundial, se impone una constatación: la libertad de prensa está amenazada por los mismos que deberían ser sus garantes: las autoridades políticas. De los cinco indicadores que conforman la puntuación de los países, el indicador político es el que más desciende en 2024, con una caída de 7,6 puntos.

Los Estados fracasan en la protección del periodismo

Un número creciente de gobiernos y autoridades políticas fallan en su papel de garantizar un marco ejemplar para el ejercicio del periodismo y para el derecho de la ciudadanía a una información fiable, independiente y plural. RSF observa un deterioro preocupante del apoyo y el respeto a la autonomía de los medios, así como un aumento de las presiones que ejercen los Estados u otros actores políticos sobre ellos.

“Cuando más de la mitad de la población mundial está convocada a las urnas en 2024, RSF advierte de un importante fenómeno revelado por la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2024: el declive del indicador político, uno de los cinco que componen este índice. Los Estados y las fuerzas políticas, independientemente de su orientación, desempeñan un papel cada vez menor en la protección de la libertad de prensa. Este desentendimiento se acompaña, en ocasiones, de un cuestionamiento del papel de los periodistas, o incluso de la instrumentalización de los medios en campañas de acoso o desinformación. Un periodismo digno de ese nombre es, por el contrario, un requisito previo para un sistema democrático y para el ejercicio de las libertades políticas”.

Anne Bocandé | Directora editorial de RSF.

A escala internacional, este año se caracteriza por la ausencia manifiesta de voluntad política de la comunidad internacional para aplicar los principios de protección de los periodistas, especialmente la resolución 2222 del Consejo de Seguridad de la ONU. La guerra en Gaza ha supuesto un número sin precedentes de ataques contra periodistas y medios desde octubre de 2023: más de 100 reporteros palestinos han sido asesinados por el ejército israelí, de los cuales al menos 22 se encontraban en el ejercicio de sus funciones. En esta Clasificación 2024 de RSF, Palestina (157o), ocupada y bajo las bombas israelíes, se transforma en uno de los diez peores países del mundo en términos de seguridad para los periodistas. (Acceder al indicador de seguridad de la Clasificación de la Libertad de Prensa 2024).

El periodismo contra la desinformación en un año electoral

Si bien 2024 es el mayor año electoral de la historia mundial, 2023 también fue el escenario de elecciones cruciales, especialmente en América Latina, donde accedieron al poder depredadores autoproclamados de la libertad de prensa y de la pluralidad de los medios, como Javier Milei en Argentina (66o, -26 puestos), quien, en un acto simbólico y preocupante, cerró la mayor agencia de noticias del país.

Los periodos electorales van habitualmente acompañados de violencia contra los periodistas, como ha sido el caso en Nigeria (112º) y la República Democrática del Congo (123º). Mientras, las juntas militares que han tomado el poder en el Sahel, sobre todo en Níger (80º, -19 ), Burkina Faso (86º, -28) y Malí (114º, -1), no cesan de estrechar el cerco sobre los medios y de entorpecer el trabajo de los periodistas. La reelección del partido de Recep Tayyip Erdogan en Turquía suscita también preocupación: el país, en el puesto 158º, continúa perdiendo puntos en la Clasificación.

En el arsenal de la desinformación con fines políticos, el uso de la IA generativa en un contexto de no regulación también es fuente de inquietud. Los deepfakes ya son una herramienta de primer orden para influir en el curso de las elecciones. La prueba es el deepfake de audio del que fue víctima la periodista Monika Todova durante los comicios legislativos en Eslovaquia (29º, -12), uno de los primeros casos documentados de este tipo de ataques contra un periodista con el objetivo de influir en unas elecciones democráticas.

Muchos gobiernos ejercen un control cada vez más estrecho sobre las redes sociales e Internet: restringen el acceso, bloquean cuentas y borran mensajes con contenido informativo. En Vietnam (174º), los periodistas que se expresan en las redes sociales son encarcelados casi sistemáticamente. En China (172º), la mayor cárcel de periodistas del mundo, el gobierno sigue ejerciendo un control estricto sobre los canales de información, aplicando políticas de censura y vigilancia para regular los contenidos en Internet y limitar la difusión de informaciones consideradas sensibles o contrarias a la línea del partido.

Algunas formaciones políticas alimentan el odio y la desconfianza hacia los periodistas, insultándolos, desacreditándolos o amenazándolos. Otras, orquestan maniobras de control del ecosistema mediático, bien sea tomando posesión de los medios públicos o cooptando los privados mediante su adquisición por parte de empresarios afines. La Italia (46º) de Giorgia Meloni, donde un diputado de la mayoría está intentando hacerse con la segunda agencia de noticias del país (AGI), pierde cinco puestos este año.

Los partidos políticos desempeñan a menudo el papel de correas de transmisión, cuando no son instigadores de campañas de desinformación. En más del 75% de los países analizados en la Clasificación (138 de 180), la mayoría de los expertos que respondieron al cuestionario para su elaboración destacan la implicación habitual de actores políticos en campañas de propaganda o desinformación en sus países. Esta implicación es calificada de “sistemática” en 31 países.

En Europa del Este y en Asia Central, la censura de los medios se ha intensificado, mimetizando de manera asombrosa los actos de represión rusos, ya sea en Bielorrusia (167º, -10), en Georgia (103º), en Kirguistán (120º) o Azerbaiyán (164º, -13). La influencia de Rusia se extiende hasta Serbia (98º, -7), donde los medios de comunicación progubernamentales difunden propaganda rusa y las autoridades amenazan a los periodistas rusos en el exilio. Rusia (162º), donde Vladimir Putin fue reelegido sin sorpresas este 2024, sigue librando una guerra en Ucrania (61º) que impacta considerablemente en el ecosistema mediático y en la seguridad de los periodistas.

Los peores y los mejores

El descenso generalizado del indicador político afecta también al trío que encabeza la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa. Noruega, que mantiene su primer puesto en el podio, registra una caída de su puntuación en este ámbito, mientras que Irlanda (8o), donde algunos partidos políticos han intimidado judicialmente a medios de comunicación, cede su puesto de líder de la Unión Europea a Dinamarca (2o), seguido de Suecia (3o).

En la cola de la clasificación, los países asiáticos como China, Vietnam y Corea del Norte pasan el testigo a tres países que han sufrido un fuerte desplome de su indicador político: Afganistán (-44 puestos en este apartado), que no cesa de reprimir el periodismo desde el regreso de los talibanes al poder; Siria (-8 puestos en el indicador político) y Eritrea (último país de la clasificación y último, también, en indicador político, -9 puestos). Estos dos países se han transformado en zonas sin ley para los medios, con un número récord de periodistas detenidos, desaparecidos o secuestrados.

Las Américas

En la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2024 de RSF, más de la mitad de los países de la región experimentan un deterioro de su situación, debido principalmente a la caída del indicador político.

Cada vez son más los líderes políticos que estigmatizan a los periodistas y a los medios de comunicación en sus discursos. A ello se suman las campañas de desinformación, las acciones judiciales abusivas y la propaganda estatal, que fomentan la desconfianza hacia la prensa y favorecen la polarización. Esta violencia, unida a las agresiones físicas contra periodistas con total impunidad, están creando un clima de autocensura en América del Sur y Centroamérica.

Estados Unidos (55º), que retrocede diez puestos, se prepara para las elecciones de 2024 en un contexto de creciente desconfianza hacia los medios, alimentada esencialmente por la abierta hostilidad de los líderes políticos, algunos de los cuales no dudan en llamar al encarcelamiento de periodistas. En varias ocasiones, las fuerzas de seguridad han registrado redacciones y detenido a periodistas de forma abusiva.

La situación es especialmente preocupante en Argentina (66º), tras la llegada al poder del presidente Javier Milei, cuya postura agresiva hacia el periodismo afecta al pluralismo. En Perú (125º), las condiciones para ejercer el periodismo se van deteriorando a medida que el sistema político se vuelve cada vez más opaco. El país ha caído 48 puestos en sólo dos años. En Centroamérica, la actitud abiertamente hostil del presidente Nayib Bukele hacia el periodismo de investigación explica el importante declive que registra El Salvador (133º) desde 2019.

Censura, presiones políticas y exilio forzado

En los tres países de la región que se sitúan en los últimos puestos de la Clasificación, Cuba (168º), Nicaragua (163º) y Venezuela (156º), el periodismo está sometido a una censura basada en decisiones arbitrarias, que pueden tomar la forma de detenciones, suspensiones de la difusión o trabas administrativas. En Guatemala (138º), la criminalización de los periodistas y el encarcelamiento de Jose Rubén Zamora atestiguan las graves amenazas que ha afrontado el periodismo en los últimos años.

En Ecuador (110º), la crisis política y el auge del crimen organizado han alterado el funcionamiento de la democracia. A pesar de que no se han registrado nuevos asesinatos de periodistas en relación al año pasado, cuando fueron asesinados seis, Haití (93º) se mantiene en el puesto 131º de los 180 países en materia de seguridad. En México (121º), el país del mundo con el mayor número de periodistas asesinados (72) en la última década, el presidente Andrés Manuel López Obrador no ha mejorado la situación en el último año de su mandato, con una retórica bastante hostil hacia los profesionales de los medios.

Una evolución positiva y nuevos desafíos

Las buenas noticias llegan desde Chile (52º), que gana 31 puestos. La atenuación de la polarización y la voluntad del gobierno de fortalecer la libertad de prensa para crear un entorno más seguro para los profesionales de los medios han contribuido a esta subida. En Brasil (82º), el gobierno del presidente Lula ha realizado progresos en la normalización de las relaciones con la prensa, tras un periodo de escalada de tensiones durante el mandato del ex presidente Jair Bolsonaro. Antaño el país mejor clasificado de la región, Costa Rica (26º) sigue cayendo, debido a las tensiones entre el gobierno y los medios de comunicación. Canadá (14º) obtiene los mejores resultados de las Américas, pero no se priva de problemas, sobre todo por la incertidumbre económica a la que se enfrenta su industria de los medios.

 

Fuente: Reporteros Sin Fronteras