ACAPS realizó evaluación sobre las necesidades y vulnerabilidades de los «caminantes» en Colombia

(Ginebra, 26/01/2020) ACAPS Project institución que realiza seguimiento y análisis de situaciones humanitarias, elaboró un informe sobre los llamados «caminantes» en Colombia, donde se evalúan los niveles de vulnerabilidad que estas personas enfrentan desde 2018 y que se han visto agravadas a raíz de la pandemia por COVID-19.

La crisis humanitaria en Venezuela sigue impulsando las corrientes de migración hacia otros países de América Latina. Debido a la pérdida de recursos económicos -en algunos casos provocada o agravada por las restricciones relacionadas con la COVID-19- un número cada vez mayor de refugiados y migrantes están viajando parcial o totalmente a pie (los llamados ‘caminantes’). Durante su viaje, están expuestos a una serie de riesgos de protección y necesitan bienes y servicios básicos como alimentos, agua y refugio . Si bien el fenómeno de los caminantes se ha observado desde 2018, su vulnerabilidad aumenta en el contexto de la pandemia de COVID-19 debido a los riesgos adicionales para la salud y a la falta de asistencia disponible. A medida que empeoran las condiciones en Venezuela, el número de caminantes va en aumento. Se estima que, en 2021, 162.000 caminantes pasarán por Colombia, 90.300 por el Ecuador, 75.600 por el Perú y 2.900 por América Central y México (R4V 10/12/2020). La estimación real del número de caminantes es sumamente difícil, ya que la
cifra puede variar drásticamente en función a la situación en Venezuela o el acceso al transporte.

Problema claves
  • Los caminantes se enfrentan a importantes riesgos de protección, como la exposición a la extorsión, la explotación, la violencia física y sexual y la falta de acceso a los sistemas de apoyo.
  •  Las limitaciones de acceso a la ayuda humanitaria, especialmente en Venezuela y en
    las zonas de Colombia afectadas por el conflicto, limitan las operaciones humanitarias y el acceso de los caminantes a la asistencia.
Necesidades críticas
  • La disponibilidad de transporte de bajo costo, el apoyo financiero o los vales que pueden canjearse con las empresas de autobuses, o el transporte especial proporcionado por las organizaciones humanitarias reducirían en gran medida el número de personas que viajan a pie y su exposición a los riesgos y necesidades asociados.
  •  Los caminantes necesitan acceso a un refugio seguro y adecuado, alimentos, agua para el consumo y la higiene personal, y atención sanitaria.

Caminantes en Venezuela

Antes de 2020, los venezolanos que viajaban dentro de Venezuela para llegar a las fronteras del país solían contar con diferentes métodos de transporte, como los autobuses. Sin embargo, desde septiembre/octubre de 2020, un número creciente de venezolanos están viajando a pie dentro de Venezuela durante parte o la totalidad de su viaje desde su punto de origen hasta la frontera, a veces durante cientos de kilómetros.

Esto se debe principalmente a tres razones:

  1. Venezuela está experimentando una grave crisis de combustible, y la escasez de gasolina reduce gravemente la disponibilidad de transporte privado y público (El Diario 12/09/2020).
  2. Las medidas gubernamentales para contener la propagación de COVID-19 han restringido aún más la movilidad (Crónica Uno 13/11/2020). A enero de 2021, las restricciones gubernamentales se han levantado, y se ha reactivado el transporte intermunicipal (El Nacional 11/01/2021). Sin embargo, es probable que la escasez de combustible y el racionamiento reduzcan las opciones de transporte disponibles.
  3. Las personas que tienen la intención de salir de Venezuela tienen cada vez menos medios para pagar el transporte disponible (El Pitazo 12/10/2020). La hiperinflación y la dolarización informal de la economía venezolana han dado lugar a que los precios de los pasajes del transporte interurbano sean elevados de manera no oficial, y es probable que el costo sea demasiado alto para los hogares de bajos ingresos (La Verdad 30/10/2020).

Es probable que el número de caminantes en Venezuela aumente en los próximos meses, ya que es poco probable que la crisis de combustible vea mejoras significativas y es probable que la crisis humanitaria empeore.

Necesidades humanitarias de los caminantes

Transporte

El acceso a opciones de transporte seguras y asequibles es crucial para que los migrantes y refugiados lleguen a su destino en condiciones de seguridad. Optan por caminar principalmente si no pueden pagar el transporte público, como los autobuses intermunicipales, y si
no se dispone de transporte público (por ejemplo, debido a las restricciones de movilidad de la COVID-19) (entrevista con un informante clave 10/12/2020).

El transporte era la segunda necesidad más identificada después de los alimentos en las encuestas no representativas del Grupo Interagencial sobre Flujos Migratorios Mixtos (GIFMM) y de REACH sobre las personas en tránsito (las encuestas no incluían suficientes encuestados para ser estadísticamente representativas) (REACH 24/10/2020; GIFMM 11/2020). La disponibilidad de transporte de bajo costo, apoyo financiero o vales que pueden canjearse con las empresas de autobuses, o el transporte especial proporcionado por las organizaciones humanitarias, reduciría en gran medida el número de personas que viajan a pie disminuyendo asísu exposición a los riesgos y necesidades asociados.

De manera crucial, muchos caminantes dependen de personas que les dan un aventón en algunas partes de su viaje. Esto implica una serie de preocupaciones de protección, especialmente para los caminantes que viajan solos y para las mujeres y niñas. Muchos migrantes y refugiados que viajan en grupo hacen viajan en la parte de atrás de camiones u otros vehículos más grandes. Los informes anecdóticos mencionan que muchos de los vehículos utilizados para el transporte en Venezuela son viejos y están en mal estado (Infobae 08/11/2020).
Los refugiados y los migrantes que piden un aventón en la vía no necesariamente tienen control sobre el lugar al que son llevados (RCN 23/10/2020).

Seguridad alimentaria, nutrición y medios de vida

Los caminantes tienen poco acceso a dietas regulares y diversas durante su viaje. A lo largo del camino reciben alimentos de las comunidades de acogida y de la sociedad civil, así como de los puntos de asistencia en los países de acogida gestionados por los organismos de las Naciones Unidas y las ONG, donde se les proporcionan alimentos, vales para usos múltiples y kits de alimentos/productos energéticos, aunque el acceso a la asistencia es limitado (GIFMM 09/10/2020). Aunque no es representativo, en Colombia el 85% de las personas en tránsito (que incluye a los caminantes) encuestadas por el GIFMM dijeron que su principal necesidad era la de alimentos (GIFMM, consultado por última vez el 22/12/2020).

El 33% de las personas en tránsito encuestadas para una evaluación rápida de necesidades de REACH dijo que tenía que saltarse una comida al día, el 35% respondió que se saltaba dos, y el 10% dijo que tenía menos de una comida al día (REACH 24/10/2020). Muchos caminantes tienen recursos económicos limitados o no tienen ninguno, y muchos carecen de un estatus regular. Por estas razones, recurren a diferentes actividades como el trabajo informal o el trabajo en economías ilícitas. A menudo viven de lo que recogen en el día. En algunos casos, recurren a mecanismos negativos para hacer frente a la situación, como la recogida de basura y la mendicidad utilizando a menores para realizar esta actividad. (Caracol 20/10/2020),

Protección

Puntos de control dentro de Venezuela: Debido a la pandemia y a las restricciones gubernamentales como los toques de queda, especialmente en los departamentos fronterizos con Colombia, ha aumentado el número de puestos de control policiales y militares que regulan el cumplimiento de las medidas gubernamentales (entrevista con un informante clave 10/12/2020).

El alto nivel de corrupción y la falta de rendición de cuentas de las fuerzas estatales venezolanas significa que los caminantes que pasan por estos puestos de control corren el riesgo de ser extorsionados, robados y de sufrir violencia física (entrevista con un informante clave 10/12/2020; FundaRedes 14/10/2020; Efecto Cocuyo 12/10/2020). Algunas comunidades que ayudan a los caminantes -por ejemplo, ofreciéndoles alimentos y agua- han sido amenazadas por los grupos armados (FundaRedes 14/10/2020). De acuerdo con la evidencia anecdótica, algunos caminantes están tratando de evitar los puestos de control tomando rutas menos transitadas, potencialmente más peligrosas, que probablemente sean controladas por los grupos armados colombianos (El País 18/10/2020; CNN 22/10/2020).

Es probable que aumente el número de caminantes que llegan a la frontera con Colombia, ya que muchos habrán perdido sus recursos financieros durante su viaje dentro de Venezuela, debido a la extorsión y el robo en los puestos de control y a lo largo de las trochas, lo que
obliga a muchos a continuar su viaje a Colombia a pie.

Conflicto armado en Colombia: La frontera entre Colombia y Venezuela se ha caracterizado por altos niveles de inseguridad. Como consecuencia del conflicto armado, una gran parte de la frontera – específicamente los cruces no oficiales – está controlada por diferentes grupos armados que cobran una tarifa a las personas que cruzan a Colombia (FundaRedes 14/10/2020).

La crisis de la COVID-19 ha dado lugar al cierre de la frontera colombiana desde marzo de 2020, lo que ha dado lugar a la aparición de nuevos cruces irregulares, dificultando el control de la migración y aumentando los riesgos de protección para los caminantes. Los riesgos incluyen el trabajo forzoso y la explotación sexual, el reclutamiento forzoso, el robo, la extorsión y la trata y el tráfico de personas. Las fuerzas armadas colombianas se han desplegado para impedir las entradas irregulares en los cruces fronterizos, tanto los cruces oficiales como los no oficiales que frecuentan los caminantes (Vanguardia 17/10/2020). Esto ha obligado a los refugiados y los migrantes a tomar nuevos cruces no oficiales y más peligrosos en los que no se han desplegado las fuerzas armadas y en los que es menos probable que se les detecte (RCN 23/10/2020).

La pandemia también ha tenido repercusiones en la dinámica del conflicto armado. Los grupos armados y las organizaciones delictivas aprovecharon las medidas de contención de la COVID-19 para ampliar su control territorial y social, a menudo explotando e infligiendo
violencia a las comunidades locales (ACAPS 09/09/2020).El conflicto armado no sólo afecta a los miembros de las comunidades de acogida colombianas, sino también a los migrantes y refugiados venezolanos. Los caminantes no siempre están familiarizados con la dinámica y la presencia del conflicto armado en Colombia y la existencia de minas antipersonal y municiones sin explotar en las zonas de conflicto, lo que los pone en peligro (El Universal 23/09/2020). Los enfrentamientos entre los grupos armados por disputas territoriales generan desplazamientos; si bien esto afecta principalmente a las comunidades colombianas, los refugiados y migrantes venezolanos también han sido víctimas de desplazamientos. Por ejemplo, el 21 de noviembre de 2020, al menos 278 refugiados y migrantes venezolanos fue ron desplazados en Argelia, departamento del Cauca, a raíz de las amenazas recibidas por el grupo armado Ejército de Liberación Nacional (ELN) (W Radio 25/11/2020).

Seguridad vial: Cuando los caminantes se desplazan por las principales carreteras de Colombia, a menudo se encuentran con vehículos de carga pesada o carreteras de mucho tráfico, lo que los expone a accidentes de tránsito (entrevista con un informante clave 10/12/2020).
Muchos caminantes también piden aventones en partes de su viaje en camiones, a menudo viajando en la parte trasera, donde no hay medidas de seguridad.

Estatus migratorio: Uno de los mayores retos a los que se enfrentan los caminantes en Colombia y en otros países de acogida es la falta de una condición jurídica regular. Según una evaluación no representativa de las necesidades de REACH en Colombia, el 86% de las personas en tránsito encuestadas no tenían ningún documento de migración (REACH 24/10/2020). La falta de estatus migratorio regular significa que no pueden acceder a un empleo formal y a muchos servicios básicos. Esto aumenta el riesgo de exposición a condiciones de trabajo
explotadoras y abusivas, así como de reclutamiento por grupos armados o en economías ilícitas. El hecho de no tener un estatus migratorio regular probablemente los lleva a evitar denunciar a las autoridades la explotación y el abuso de los que podrían ser objeto, por temor a ser detenidos o deportados (entrevista con un informante clave, 10/11/2020).

Protección infantil y separación familiar: Los niños y niñas caminantes están expuestos a trabajos forzados y a la mendicidad, y las niñas en particular pueden ser víctimas de explotación sexual o de trata de personas (Reuters 01/10/2020). A veces el viaje es muy exigente
para los niños y niñas y, según pruebas anecdóticas, algunos se enferman o mueren en el camino. También ha habido casos aislados de niños y niñas que han sido abandonados por sus padres en el camino porque no tienen medios económicos para mantenerlos.

Violencia sexual y de género: Según el RMRP 2021 y un análisis rápido de género no representativo de CARE sobre la crisis de los refugiados y los migrantes en Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, las mujeres caminantes que viajan solas corren el riesgo de sufrir explotación sexual, acoso o extorsión, y hay relatos de algunas mujeres que han sido obligadas a mantener relaciones sexuales para sobrevivir o que han sido víctimas de trata (R4V 12/2020; CARE 06/2020). A lo largo de sus viajes, las mujeres corren el riesgo de ser acosadas, maltratadas y sometidas a la xenofobia por miembros de grupos armados y bandas criminales, así como por agentes de policía o miembros de las comunidades de acogida (GIFMM, R4V 26/10/2020). Incluso cuando viajan con parejas masculinas u otros compañeros de viaje hombres, las mujeres corren el riesgo de sufrir violencia física o sexual, con un acceso muy limitado al apoyo. Los caminantes que forman
parte de la comunidad LGBTIQ+ también son vulnerables a la discriminación, la xenofobia, la violencia, el abuso y la explotación durante su viaje. A menudo son objeto de acoso debido a su orientación sexual (Clamor, ACNUR 06/11/2020). La violencia de género (VBG) es también
un alto riesgo para las mujeres, las niñas y las personas LGBTIQ+ durante el viaje. Muchos sobrevivientes de la VBG carecen de acceso a la asistencia por vergüenza, miedo o falta de información sobre el sistema (CARE 06/2020).

Corrupción: En Venezuela, en los últimos meses el número de puestos de control ha aumentado para hacer cumplir las restricciones de movimiento relacionadas con la COVID-19. Según informes anecdóticos, los miembros de las fuerzas armadas venezolanas extorsionan
a los caminantes para que les permitan pasar para cruzar la frontera o realizan registros en los lugares donde llevan sus pertenencias. En algunos casos, los miembros de las fuerzas armadas han pedido a los caminantes pruebas de un resultado negativo de la prueba de PCR, cuya disponibilidad y accesibilidad son muy limitadas en Venezuela. Si los caminantes no tienen dicha prueba, los oficiales de los puestos de control los han presionado para que les den dinero o artículos de valor para dejarlos pasar (FundaRedes 14/10/2020). En Colombia, el fraude denunciado en torno a la expedición de documentos de identidad colombianos falsos podría llevar a los refugiados y migrantes a creer falsamente que tienen una situación regular en Colombia (Proyecto Migración Venezuela 09/11/2020).

Alojamiento: Los caminantes tienen grandes necesidades de alojamiento. Los caminantes que no pueden permitirse un alojamiento se ven obligados a dormir a la intemperie. Muchos duermen debajo de puentes, en las aceras, a los lados de la carretera, en plazas públicas y en refugios improvisados donde están expuestos a las condiciones climáticas y al tráfico. Esto los pone en un alto riesgo de sufrir hipotermia o de ser heridos por el paso de vehículos (CNN 22/10/2020).

La falta de acceso a los refugios hace que los caminantes sean vulnerables a los efectos de las condiciones meteorológicas adversas y los deja expuestos a fuertes lluvias y a cambios climáticos durante el viaje. Los desastres naturales como los deslizamientos de tierra y las inundaciones aumentan los riesgos para los migrantes y refugiados venezolanos. Muchos han intentado cruzar el río entre el Táchira y Norte de Santander, independientemente de la fuerza de la corriente, y han resultado heridos (Efecto Cocuyo 16/11/2020).

Las mujeres y los niños están especialmente expuestos a la explotación, el abuso y la violencia cuando duermen en las calles, sobre todo cuando viajan solos (Clamor, ACNUR 06/11/2020). En ciertos puntos de tránsito frecuentados por muchos caminantes, como las plazas de las ciudades principales a lo largo de las rutas principales, el hacinamiento es un problema, ya que muchos caminantes tienen que compartir tiendas de campaña o lugares no diseñados para grandes multitudes. Estos espacios tampoco cuentan con servicios sanitarios públicos
como inodoros, lavabos o duchas, situación que aumenta la posibilidad de transmisión de enfermedades para los caminantes (Proyecto Migración Venezuela 24/07/2020).

Muchos puntos de asistencia en los caminos que ofrecían refugio, hidratación, alimentos, asesoramiento e información fueron cerrados como parte de las medidas de contención de la COVID-19 (GIFMM 23/10/2020). Muchas personas que antes de la pandemia ofrecían refugio o un lugar para dormir como medio de apoyo comunitario ya no lo hacen por temor a contagiarse (CNN 22/10/2020).

Agua, Saneamiento e Higiene (WASH, por sus siglas en inglés)

El acceso al agua potable, a un saneamiento adecuado y a la higiene es un gran desafío para los caminantes tanto en la carretera como en los puntos de tránsito.

Agua: Mientras están en movimiento, los caminantes no tienen acceso confiable a agua potable y a agua para bañarse o lavar la ropa. Especialmente cuando viajan por zonas rurales, los caminantes pueden depender del agua de los ríos y arroyos, lo que puede entrañar riesgos para la salud, ya que el agua puede estar contaminada y no ser apta para el consumo (Clamor, ACNUR 06/11/2020); entrevista con un informante clave 10/12/2020).

Saneamiento: El acceso a las instalaciones sanitarias durante el viaje es muy limitado. Si bien los refugios para migrantes y refugiados o los espacios de apoyo en las paradas clave a lo largo de las rutas principales pueden ofrecer algún acceso intermitente, los caminantes, por lo demás, suelen tener que recurrir a la defecación al aire libre. En la encuesta no representativa de REACH de octubre de 2020 sobre las personas en tránsito en Colombia, más de la mitad de los encuestados señalaron la falta de acceso a los baños como una de las mayores dificultades con que tropezaron durante su viaje (REACH 24/10/2020).

Higiene: Los caminantes carecen de acceso a productos de higiene personal -como jabón y desinfectantes para las manos- así como a instalaciones para lavarse las manos, que son fundamentales para la prevención de la COVID-19 (Ministerio de Salud, consultado el
11/12/2020). La higiene femenina es un desafío para las mujeres caminantes, dada la falta de acceso a instalaciones de saneamiento y productos de higiene femenina (FLM 24/09/2020).

Salud Colombia sigue siendo uno de los países de América Latina más afectados por la COVID-19, con alrededor de 1,8 millones de casos confirmados al 14 de enero de 2021 (Ministerio de Salud consultado el 14/01/2021). Esto ha dejado aún más abrumado a un sistema de salud
ya débil. El acceso al sistema de salud para los caminantes es limitado ya que muchos no tienen un estatus migratorio regular.

Falta de acceso a la atención médica: Los caminantes tienen un acceso muy limitado a la salud. Todos en Colombia pueden recibir asistencia de emergencia, pero este es el único servicio de salud al que tienen acceso las personas sin un estatus migratorio regular. El
acceso a la salud es aún más limitado para los refugiados y migrantes venezolanos caminantes porque están en movimiento y pasan por zonas donde la asistencia o los servicios médicos son limitados o no están disponibles. También es posible que no reciban la atención
médica que necesitan porque las instalaciones sanitarias de algunas de las comunidades de acogida están desbordadas como consecuencia de la COVID-19 (Solidar 23/10/2020). Por ejemplo, las unidades de cuidados intensivos del departamento de Norte de Santander (Colombia) estaban ocupadas en un 97% el 11 de diciembre (El Espectador 11/12/2020).

Enfermedades y condiciones médicas: Los migrantes y refugiados venezolanos están expuestos a diferentes tipos de enfermedades durante su viaje. Están expuestos a la COVID-19, ya que es difícil mantener el distanciamiento social y no tienen fácil acceso a guantes, máscaras, alcohol o gel antibacterial. Muchos caminantes tienen que reutilizar las mascarillas durante varios días (entrevista con un informante clave 10/12/2020). Algunos caminantes carecen de información sobre las medidas de prevención que deben adoptar (entrevista con informante clave, 10/12/2020).

Durante el viaje, los caminantes están expuestos a otros tipos de enfermedades, como las transmitidas por el agua y las transmitidas por insectos, las enfermedades de transmisión sexual y otros tipos de infecciones. La exposición a condiciones climáticas cambiantes también tiene efectos perjudiciales para su salud. Uno de los puntos más críticos durante el viaje es el Páramo de Berlín, donde las temperaturas pueden bajar hasta -5°C debido a la altitud de más de 3.200 metros sobre el nivel del mar (Proyecto Migración Venezuela 20/10/2020).
Muchos caminantes no tienen ropa adecuada y pueden sufrir enfermedades respiratorias, enfermedades relacionadas con la altitud, hipotermia e incluso la muerte (Proyecto Migración Venezuela 20/10/2020). También están expuestos a altas temperaturas como las del desierto de Atacama en Chile, lo que aumenta el riesgo de deshidratación (Caracas Chronicles 06/10/2020).

También son comunes las lesiones y enfermedades relacionadas con los viajes, tales como lesiones en los pies por caminar, fracturas, lesiones por accidentes en la carretera, desnutrición, deshidratación o enfermedades respiratorias (Efecto Cocuyo 12/10/2020).

Personas con discapacidades o enfermedades crónicas: Para los caminantes con enfermedades crónicas, el viaje es aún más difícil ya que no tienen acceso a la atención médica y por lo tanto no tienen acceso a los medicamentos o tratamientos que requieren. Los caminantes con discapacidades también se enfrentan a muchos obstáculos y dificultades, ya que deben recorrer largas distancias y atravesar terrenos difíciles. Según la evaluación rápida de las necesidades de las personas en tránsito en Colombia, no representativa de REACH, el 25% de las personas encuestadas tenían algún tipo de discapacidad (REACH 24/10/2020).

Salud materna: La falta de acceso a la atención médica y las exigencias físicas del viaje pueden repercutir en la salud de las madres, lo que provoca desnutrición y embarazos de alto riesgo (El Impulso 25/11/2020). Las mujeres en etapas avanzadas del embarazo pueden dar
a luz durante el viaje sin tener acceso a las instalaciones sanitarias y médicas necesarias, lo que expone tanto a la madre como al niño a riesgos para la salud. La ONG CARE informó que se había producido un aumento de la mortalidad materna a lo largo de la frontera entre
Colombia y Venezuela (Devex 03/11/2020).

Salud mental: Varios factores afectan a la salud mental de los caminantes. El hecho de tener que salir de su país puede generar angustia y una constante preocupación por el bienestar de las familias que han dejado atrás. Las experiencias traumáticas durante el viaje, como la
violencia, pueden causar estrés postraumático o generar otros problemas psicológicos. Se informa que la ansiedad y la depresión son los principales problemas de salud mental, según un estudio de la Universidad Javeriana de Bogotá sobre las necesidades de salud mental de
la población migrante venezolana.

Educación Existe una importante brecha de información en cuanto al acceso a la educación de los niños y niñas caminantes. Durante el viaje su acceso a la educación es reducido o inexistente, ya que los padres tienen un acceso limitado o nulo a Internet o a equipos como teléfonos inteligentes o tablets. Los caminantes también se desplazan a pie, por lo que es difícil encontrar tiempo y espacio tranquilo para leer y estudiar, aunque tengan un teléfono inteligente o una tablet (entrevista con un informante clave, 12/09/2020). Los caminantes que acaban de llegar a los países de acogida no habrán tenido la oportunidad de matricular a sus hijos en las escuelas. Dado que muchos caminantes no tienen un estatus migratorio regular, también les resulta muy difícil acceder a cualquier tipo de educación formal en los países de acogida (ACNUR 01/2020).

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